lunes, 22 de junio de 2015

Yo y la ansiedad
18:39

Yo y la ansiedad



Haber sido diagnosticado con ansiedad le dio nombre a la fuente de mis malestares emocionales durante la mayor parte de mi vida. De allí, de la ansiedad y su efecto mí, ha nacido una serie de propuestas artísticas personales que se manifiestan en diversas modalidades. Entre dicho material resultante, catártico por naturaleza, he escrito varios poemas que representan en gran medida mi visión sobre el tema y éste padecimiento agobiante que muchas veces es obviado o puesto en segundo plano, ignorando la influencia entorpecedora que tiene sobre nuestras vidas. En resumen, los siguientes poemas representan los intentos de un adolescente por lidiar con la fuerza de los impulsos incontrolables que dan forma a la ansiedad y son ahora publicados por dos razones: en primer lugar, como una forma de auto-expresión necesaria, primer paso de una iniciativa que busca recomponer mi estabilidad emocional(si es que es posible lograrlo) y, en segunda instancia, busca funcionar como una acercamiento no tan pretencioso a todas las personas que experimentan una situación similar.

1

Todos los caminos 
se extienden como círculos 
que raspan el suelo.
De pronto estoy rodeado de barrancos.
De pronto me pierdo en mi memoria
También rodeada de barrancos
y me pregunto:
¿Qué dirección hará que duela menos?

2

La distancia entre todas las cosas 
se reduce mientras yo me expando.
Ya no he de caber 
en dondequiera que vaya 

3

Algo se mueve entre el baño y la cocina
y entre la cocina y el baño.
No soy yo, ni mi madre,
ni mi abuela, ni mi padre.

Tal vez es el consuelo que me acecha
por los pasillos de la casa;
pero soy muy cobarde,
 muy cobarde para averiguarlo.

Solo he de quedarme entre las sábanas
con la puerta bien cerrada
y la boca bien cerrada
y el hambre tendido en la barriga


4

Por favor, no hagas más preguntas.
No tengo respuestas que darte,
te las has llevado todas 
en estos diez años de asfixia

5

Creo que la navaja 
que guardaba en el bolsillo
me ha perforado el abdomen.
Ojalá nadie note cuanta sangre he derramado 
tiñendo mi ausencia,
ni la mala costura de estos pantalones oscuros
o la mancha roja sobre el borde de mis botas. 

6

Me advirtieron que la dicha llegaría
por la puerta del frente si miraba 
la puerta de atrás.
Ahora elevo la vista al panorama,
descubriendo la cuadratura del círculo,
y la dicha no llega por ningún lado.

7

La sala es gris, el patio es gris,
el suelo es gris, el cielo está gris 
y yo me he vuelto gris 
para seguir la corriente

8

La sombra que me acompaña
tiene manera de lobo.
Se ha acostumbrado a mi olor
y yo me he acostumbrado al suyo.
Cada noche cuando se acerca a mi cama,
lo alimento con falanges rotas
o la piel que sobra de mis labios.
Él me abraza la garganta hasta que cayo
 y me duermo sobre la humedad de mi almohada


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