martes, 31 de marzo de 2015

Poesía como segunda lengua
18:33

Poesía como segunda lengua

La herencia ineluctable de la lengua, destreza legada por la madre de manera irreflexiva desde momentos previos al alumbramiento, enlaza al individuo irrevocablemente al ejercicio comunicativo, del cual se nutre y por el cual se desencadena el proceso evolutivo de la misma. Tanto nos aferramos al ejercicio de la comunicación, sea por consecuencia de nuestra naturaleza social desde un punto de vista psicológico o debido a una condición biológica que nos motiva a ello—cualesquiera que sean los enfoques dados al asunto—, que nos enfrentamos a una necesidad expresiva que elude nuestra facultad de discernimiento y se transforma en un elemento inconsciente. Así, los mensajes inteligibles que divulgamos de modo voluntario a través de un sistema orgánico de códigos, pueden ser, dependiendo de la complejidad de los mismos, fácilmente reemplazados por un lenguaje virtual subscrito a nuestras acciones reflejo. En el quehacer cotidiano, ambas modalidades de transmisión se conjugan para dar forma a la lengua: las palabras figuran como significados y los gestos juegan el rol de significantes.
Del mismo supuesto, nace la concepción particularmente moderna de las prácticas artísticas como amalgama entre lo que no es dicho con deliberación, pero expuesto por causa del impulso inevitable, y lo que se intenta decir explícitamente. Por ende, la práctica artística envuelve, en cualquiera de sus modalidades, un funcionamiento similar al del habla. Es curioso percibir como el artista plástico o el poeta—especialmente—, crea con un objetivo expresivo, cuando su voluntad pierde en contra del envión primitivo de la comunicación; sin embargo, este mensaje suele no ser exhibido por un resguardo meditado del contenido, generalmente relacionado con las repercusiones sociales que éste podría acarrear.
No obstante la ausencia de un sentido práctico para la elaboración de mensajes cuyo propósito no es participar de un proceso informativo, la enunciación continua siendo una necesidad para el artista, sea o no recibido su enunciado. Tomando en cuenta que el lenguaje hablado y el corporal se manifiestan generalmente como engranajes de una misma maquinaria comunicacional, trabajando en conjunto para la difusión de ideas concretas; podría decirse en función de esto, que ambos se desenvuelven como una misma lengua.
El arte, por otro lado— incluso en el caso de la lírica, que se rige por un sistema de normativas lingüísticas prestadas por el idioma del creador—, es una disciplina que hace uso de un lenguaje que se deslastra de su equivalentes fonéticos y gesticulares. El arte tiene su propio ritmo, sus propias maneras y una esencia diferenciadora. Indistintamente de las dimensiones en las que se materialice, siempre es y será una voz alterna. Una que no se nutre de la adquisición de vocablos y gestos, sino de la vida misma. Así pues, en mi caso, el compendio de cada una de mis vivencias configura la segunda lengua con la que me comunico, una no heredada de mi madre ni perfeccionada con la práctica, sino aprendida de las experiencias vividas y pulida por la sabiduría consecuente: la poesía.

              Poesía como Segunda Lengua


Este proyecto nace como una iniciativa personal para recoger y compartir percepciones propias sobre los elementos que construyen el concepto de la poesía como arte, información nutritiva de poetas y autores cuyas obras tocan el tema de la poética desde uno u otro enfoque y conclusiones de los temas abordados en el Taller de Poesía 2015 impartido por la dirección de cultura de la Universidad de Carabobo. Tomo este proyecto como un incentivo para la creación continua de textos reflexivos concernientes a la práctica y estudio de este género literario ancestral, a partir y a través de las ideas expuestas por los poetas que conforman el círculo de ponentes del taller del cual formo parte. No pretendo con esto, limitar la definición de la poesía a su muy academicista estudio teórico, sino también considerar aspectos informativos que puedan enriquecer el proceso de escritura de la misma. Aclaro, por otro lado, que muchos de los temas que serán tratados bajo la etiqueta de la poesía como segunda lengua y sus análisis respectivos no son de ninguna manera una concepción de mi autoría absoluta, sino que se trata de un conjunto de reflexiones recopiladas de mis compañeros, de los directores del taller y de las investigaciones realizadas de manera consecuente.

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